sábado, 1 de octubre de 2011

Autores destacados del naturalismo

Theodore Dreiser - Una tragedia americana

Novela inspirada por una visión pesimista de la moderna América, en la cual, bajo su tradicional idealismo, refleja un profundo escepticismo y desencanto. El autor deja ver —como en la mayoría de sus obras— su actitud positivista y contraria a la religión católica. Más que un drama, esta obra es el análisis, minucioso y terrible, de un fenómeno considerado desde un punto de vista patológico: no obstante el sentido de piedad que pueda despertar, deja la impresión de una pesadilla fundamentalmente inhumana.

Argumento

El punto de arranque es la desgraciada reacción de Clive, hijo de predicadores espiritualistas errantes y miserables, ante una educación religiosa demasiado exclusiva y fanática. La miseria y la ineptitud ante la vida práctica, junto al deseo de las cosas materiales, impiden a los padres cuidar a sus hijos, que son llevados insensible y desastrosamente por el mal camino. Clive es de aspecto agradable, pero débil de carácter y casi patológicamente, esclavo de su vanidad y del complejo de inferioridad. Comienza a trabajar cuando es un adolescente en un hotel peculiar, donde la corrupción y el vicio se van apoderando de él. Obligado a huir por un fatal incidente, conoce a un tío suyo, rico industrial, que lo acoge y le proporciona un empleo. La revelación de un mundo nuevo, la riqueza y la elegancia, despierta en Clive la ambición de conseguir entrar en ese mundo prohibido. El amor de Roberta, compañera de trabajo en la fábrica, que le ha confortado en los momentos de soledad, llega a ser para él un obstáculo. En efecto, cuando está a punto de conquistar a una rica y caprichosa chica, Roberta le comunica que espera un hijo y le manifiesta insistentemente su deseo de casarse. Lentamente Clive va madurando la idea del delito y, casi inconscientemente, lo comete: Roberta se ahoga durante un paseo en barca. Aunque no hay indicios del homicidio, un implacable policía descubre el delito. Su madre, ya vieja, le acompaña durante todo el torturante proceso, le defiende y, finalmente, logra su arrepentimiento antes de ser ejecutado en la silla eléctrica.

"Cuando Clyde atravesó la primera puerta sintió diversas voces gritando: Adiós Clyde. Y Clyde todavía tuvo fuerzas para contestar:-Adiós a todos- Pero su voz era extraña y débil, hasta a él mismo le pareció, era distante, como si hubiera emergido de otro ser que caminaba a su lado, pero no era él mismo. Sus pies avanzaban mecánicamente. Y era consciente de aquel ruido que producían arrastrándose por el suelo mientras le empujaban hacia la puerta. Ya estaba allí, ahora abrían. Y allí estaba, finalmente, la silla que tan a menudo había percibido en sueños, la silla tan temida dónde ahora le obligaban a sentarse. Le dieron un empujón para entrar al interior, a través de la puerta que ya estaba abierta para recibirlo y que enseguida volverían a cerrar, y detrás quedaría toda la vida terrenal que había conocido. "




Honoré de Balzac-Eugenia Grandet

Balzac en su obra trata dos temas muy importantes, el primero es la avaricia, representada por el señor Grandet, en su obra se ve como el dinero puede dominar a las personas, a las leyes e incluso a los sentimientos, como el amor, de ahí se deriva el interés por el dinero; en la obra podemos apreciar, como dos familias (Loa Cruchot y los Des Grassis) se pelean la mano de Eugenia, pero sólo es por las riquezas que posee su padre, ellos sólo buscan el dinero, más no él amor. La otra temática que trata el autor es la del amor, representado en su forma más pura, por medio de Eugenia, la cual aunque vive en un mundo material, todo lo que hace y piensa esta dirigido por su espíritu; vemos como la bondad de Eugenia no tiene límites, que es capaz de regalar todo el oro que posee por amor y así termina la obra, Eugenia se convierte en una persona generosa, ayudando a los pobres y haciendo obras de beneficencia.

Argumento

Eugenia Grandet, hija de un rico vinatero de la provincia de Saumur, el señor Grandet, llamado comúnmente el Tío Grandet, cumple 23 años, los amigos de su padre, los Cruchot y los Des Grassis llegan a felicitarla llevándole grandes regalos, pero una inesperada visita, el Primo Charles Grandet, hijo del hermano del Tío Grandet, acaba de llegar de París, el visitante entrega una carta al Señor Grandet de parte de su padre, en esta el Tío Grandet se entera de que su hermano ha sufrido una terrible quiebra y por lo tanto se suicida, y además pide a Grandet que mande a su hijo a las Indias para que haga fortuna; la noticia de la muerte del señor Grandet de París no tarda en aparecer en los periódicos de la región, noticia que compromete mucho al señor Grandet, puesto que se ve obligado a salvar el honor de los Grandet; mientras él piensa que hacer con su sobrino, Eugenia, su madre y la gran Nanon, criada del señor Grandet, llamada así por su gran estatura y gran corpulencia, se encargan de atender al joven Charles, quién se siente confundido en aquella casa solitaria y hostil sin saber el porque de su visita, pero la señora Grandet, Nanon y sobretodo Eugenia tratan de satisfacer hasta el mínimo capricho del recién llegado a escondidas del Jefe de la Casa, todo transcurre normalmente hasta el día en que Charles se entera por medio del Tío Grandet, de la muerte de su padre, desde este día la vida de Charles se torna triste y melancólica, permaneciendo encerrado y solo en su habitación, mientras el señor Grandet sigue en sus negocios, y ahora interesado por salvar la liquidación de su hermano, este interés lo lleva a pedir la ayuda del Señor Des Grassis, el cual se encargará de viajar a París y recuperar este dinero. Eugenia aprovecha una salida de su padre a Angers, para entrar a la habitación de Charles en la que encuentra unas cartas escritas a sus amigos, Eugenia aprovechando que su primo esta dormido, se atreve a leer una de ellas, en la que se entera de la gran crisis por la cual esta pasando Charles, y contagiada por la tristeza de su primo Eugenia vuelve a su cuarto para traer todos los ahorros de su vida y dárselos a su primo, este a cambio le entrega un cofre de oro con las fotos de sus padres, este intercambio se convierte en un secreto para ambos; cuando el padre de Eugenia regresa los dos jóvenes ya se reúnen muy a menudo en el jardín, pasando momentos muy agradables para ambos, esta amistad le preocupa poco al Tío Grandet puesto que ya tiene listo todo para el viaje de su sobrino a las Indias, cuando llega por fin el día de la despedida, Charles y Eugenia se juran amor eterno en el jardín, y para asegurar más aún esta promesa, se dan el último beso de amor, el cual se convierte en algo inolvidable para Eugenia, que sigue acordándose de Charles todos los días cuando ve el precioso cofre que le dejó en prenda, este secreto que Eugenia había prometido nunca revelarlo, es descubierto por su madre, quien la sorprende en su cuarto mientras comparaba el parecido de Charles con su madre, el secreto permanece sin embargo entre las dos hasta el primero de enero, día de año nuevo, donde el padre de Eugenia, pide que le muestre su oro, la joven sin saber que hacer simplemente dice que ya no lo tiene, el padre dominado por la ira y por la avaricia pide una explicación por la pérdida del oro, sin ser satisfecho, razón por la cual se enoja con su hija, encerrándola en su cuarto a pan y agua, esta separación trae como consecuencias la enfermedad de la Señora Grandet, la cual va decayendo día tras día, hasta que finalmente seis meses después, el Tío Grandet se digna pagar un médico para el cuidado de su mujer y se reconcilia con su hija gracias a la influencia del notario Cruchot, su gran amigo, el cual le dice que si su mujer muere su hija quedará heredera de toda su fortuna, razón por la cual el Viejo avariento cede a sus más viles sentimientos y vuelve a encariñarse con su hija, la muerte de su mujer trae consigo grandes riquezas para la fortuna del avaro y una profunda tristeza en el corazón de Eugenia, en los siguientes seis años que transcurren, el Tío Grandet sigue aumentando sus riquezas y su relación con Eugenia es la mejor, el viejo pasa sus últimos días alado de su más preciado tesoro, el dinero y cuando muere deja una inmensa fortuna a su hija, diecisiete millones de francos, suma extraordinariamente grande en aquel tiempo, pero Eugenia que no conoce nada más bello que el amor espera con ansia noticias de su primo, quien tras el viaje por las Indias ha conocido nuevas gentes y esta pronto a casarse, sin saberlo Eugenia recibe una carta de este, en la que le cuenta su situación actual y pide que le mande aquel cofrecillo de oro, por el cual Eugenia estaba dispuesta a dar la vida, la noticia trae a Eugenia total resignación y al ver que los Cruchot estaban interesados en su fortuna logra convencer a uno de ellos, el presidente C. de Bonfons, quién se encarga de llevar aquel cofre de oro y una carta de Eugenia a Charles, en la cual le agradece a por su amistad y le dice que siempre será su fiel amiga; por otro lado La Gran Nanon consigue por fin alguien que la comprenda y se convierte en la señora de Cornoiller al casarse con este viejo servidor de la familia. Después de esto Eugenia y su nuevo esposo pasan los días en su casa que ahora se llena cada noche con muchas personas de la provincia, que se reúnen para jugar al Twist, pero el matrimonio de Eugenia dura corto tiempo, porque su esposo muere tres años después de su casamiento; sin nadie más que su fiel criada Nanon y Cornoiller, Eugenia pasa los días en su casa, ayudando a los pobres y haciendo obras de beneficencia, con una sola idea en su mente, ganarse el cielo.

"La señora Des Grassins, madre de un joven de veintitrés años, iba muy asiduamente a charlar con la señora Grandet, con la esperanza de poder casar a su querido Adolphe con la señorita Eugenia.
El banquero señor Des Grassins favorecía las maniobras de su esposa con constantes favores que hacía secretamente al viejo avaro, y siempre llegaba a tiempo al campo de batalla. Estos tres Des Grassins tenían asímismo sus secuaces, sus primos y sus aliados fieles.
Por el lado de los Cruchot, el clérigo, el Talleyrand de la familia, debidamente apoyado por su hermano el notario, disputaba vivamente el terreno a la banquera, y trataba de conquistar a la rica heredera para su sobrino el presidente.
Esta lucha velada entre los Cruchot y los Des Grassings, cuyo premio era la mano de Eugenia Grandet, era un tema que entusiasmaba a los diferentes estamentos de la sociedad de Saumur. ¿Con quién se casará la señorita Grandet, con el señor presidente, o con Adolphe Des Grassings?.......".



  


Benito Pérez Galós - La desheredada 


El tema principal en esta novela es la locura

Argumento:

La protagonista es Isidora Rufete, una muchacha que vive en un ambiente humilde, pero que cree poseer unos documentos que la acreditan como hija ilegítima de la marquesa de Aransis. Basa toda su existencia en su presunta nobleza y gasta mucho más de lo que le permite su situación real. Su hermano es un delincuente que llegará incluso a matar a un chico en una pelea.

Tras la muerte de su padre (Tomás Rufete) en el manicomio, va a vivir con su tía, la "Sanguijuelera", en un barrio mugriento y miserable. De aquí se marcha a raíz de una disputa y pasa a estar bajo la protección de su padrino D.José de Relimpio que la quiere con locura.

Isidora sufre una gran decepción cuando su presunta abuela la rechaza y niega el parentesco. Posteriormente se enamora de Joaquín Pez, marqués viudo de Saldeoro que la arrastra a la perdición. Viven juntos y tienen un hijo, un pequeño monstruo macrocéfalo. La falta de dinero resulta cada vez más acuciante, hasta que la casa es desmontada pieza por pieza. El "matrimonio" discute y rompen sus relaciones.

A partir de ese momento Isidora se entrega a un desorden total. Constantemente debe pedir dinero ya que lleva una vida demasiado espléndida, confiada siempre en que su pleito se resuelva de forma favorable.



"-No, no es suicidio - exclamó el anciano con desesperación, arrancándose (o tratando de arrancarse, que es más verosímil) un mechón de cabellos-. ¿Ve usted? Se ríe... Y que no diga que lo hace por no tener qué comer. Yo... aún puedo trabajar».
     Isidora, sin desplegar los labios, clavaba sus ojos en las ascuas de carbón sobre que se calentaban las planchas. Parecía que de aquel rescoldo ardiente y melancólico tomaba sus ideas.     «Pues yo le he de quitar de la cabeza esas tontunas -dijo el médico inclinándose hacía ella y mirándola de cerca.".

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